domingo, 18 de diciembre de 2016

2ª. ENTRADA DE POESÍA DE PURA MARTÍNEZ JIMENEZ






¡DESPIERTA!

¡Despierta si estás dormida!
Abre los ojos y mira
no dejes que la tristeza
vaya mermando tu vida;
no dejes que ella te venza
y te gane la partida.

¡Despierta si estás dormida!
Despierta de ese letargo
que te tiene consumida.
¡Levántate y camina!
Vamos a dar un paseo.

Las lágrimas de mis ojos
lloran por tu desespero,
sé que los tragos amargos
dejaron grandes heridas.


¡Despierta cada mañana
y mira el sol como brilla!
Oye el cantar de los pájaros,
camina, vamos a dar un paseo
a mirar el campo verde
y de las aves su vuelo.


De las plantas sus olores,
y mira el azul del cielo,
mira aquellas nubecillas
como las desplaza el viento.






¡ Despierta y sigue viviendo!
Abre los ojos y mira.
    ¡Despierta si estás durmiendo!


Pura Martínez Jiménez


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DÉJAME UNOS AÑOS

Estoy vieja y cansada
como una pasa arrugada,
la salud la tengo ajada
pero estoy ilusionada.

Algo quiero disfrutar,
más adelante "bailar"
vida déjame unos años
cuatro o cinco, nada más.

Eso sí, déjame útil,
que me pueda manejar,
que los achaques que tengo
yo los pueda soportar.

Deja algunos para otros,
yo... bastantes tengo ya,
que salga bien de este trance
que... ensañándote, tú estás.

Vida déjame, te ruego
unos años, nada más,
creo que no te pido tanto,
algo quiero, ¡vivir ya!

Quiero seguir un poquito
y sin mirar hacia atrás,
que al despertar cada día
tenga ganas de empezar.

Que siga con mis poesías,
y mi libro publicar
porque es, lo que me falta
para mi meta alcanzar.

¡ Déjame unos años, vida,
unos pocos, nada más!
Pura Martínez Jiménez

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¡EL MAR SE MUERE!

Junto al mar oigo las olas,
me hablan las caracolas:
me cuentan que las sirenas
se encuentran tristes y solas.

Aunque hay peces y corales 
en el fondo de los mares.
no encuentran ningún amor
que les regale una flor.

Los corales van muriendo,
las ballenas extinguiendo,
los oceanos con  vertidos,
los mares embravecidos.

Maremotos y deshielos
el mar destruye sus playas,
castiga por donde pasa
y grandes ciudades arrasa.




Viene un grupo de delfines 
de recónditos confines,
que pide al mar una tregua
con su sonar dice al hombre:
¡salvadnos de esta ecatombe!



¡ Por Dios! quitad los aceros
del fonde de los oceanos,
libradnos del chapapote,
de las basuras y botes.

Estoy tendida en la arena,
oigo un llanto de sirenas
de delfines y ballenas,
oigo un triste sonar.

Y me transmiten la pena,
¿esto cuando acabará?
Abro los ojos y veo
que era un sueño, nada más.



Como tantas otras veces,
dormida sobre la arena
oigo las olas del mar.
Pura Martínez Jiménez



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EL CALCETÍN

Perdóname hija mía
por no poderte comprar
una linda muñequita
con la que puedas jugar.
Los reyes se despistaron
y... no pudieron llegar.

¡ Mamá ya no soy pequeña
pues seis años tengo ya!
En el cole aprendo mucho,
las cosas a valorar.

Mamá por mí tu no sufras
sola también sé jugar, 
con todas esas carencias
yo he aprendido a soñar.
Mas teniendo tu cariño
yo soy feliz de verdad.



Un pequeño calcetín
que se quedó sin su par,
tenía tantos agujeros
que  se tuvo que tirar;
la madre le da la vuelta
y lo empieza a rellenar
cosiéndolo con esmero,
una forma ella le da
y luego le pone cara.
¡ Mañana cuando despierte
una muñeca tendrá!


Mamá, que linda muñeca,
no puede haber otra igual,
es tierna como el cariño
que tú a mi siempre me das;
soy la más feliz del mundo!
¡ Mañana podré jugar!
Pura Martínez Jiménez

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EL GERANIO DE MI PADRE

Yendo al geriátrico a verte
un geranio yo corté,
granate de terciopelo
que en  macetero planté.


El mismo año dio flores
tan  lindas y delicadas
y oscuras como las penas;                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         
pues así yo las veía 
colgando de mi ventana.

¡ Ni un momento me olvidé!
que tetrapléjico estabas,
parecía que cada año,
 ese geranio no estaba,
 pero al final ...

Lindas aunque  oscuras,
sus flores siempre asomaban
y van para doce años
que el geranio yo planté.


De la maceta las ramas

sobreviven a las plagas
y al final... tímidamente
 echa su flor rojo-grana.


Desde que tú te marchaste

mi mente no te ha olvidado.
te llevo en mi corazón...
¡Padre siempre adorado!
Pura Martínez Jiménez

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EL NIÑO SIN JUGUETES

Un niño jugaba solo,
con manecillas al sol,
sus deditos parecían
nubecitas de algodón.

Sos ojos son dos rayitos
resplandecientes al sol,
sus mejillas dos trocitos
de dulce melocotón.

No tiene ni sonajero
ni chupete ni faldón,
sus piernas están morenas
bronceadas por el sol.


No tuvo ni una pelota
ni un caballo de cartón,
sin ellos ha ido creciendo
y en falta no los echó.

Hoy con pelota de trapo
y barquitos de papel,
en las rodillas de su madre
trota como un gran corcel.



¡ Madre yo voy a la escuela
ya sé escribir y leer!
Tu cariño que es inmenso
madre, yo tengo también.

¡ Yo ya no quiero juguetes!
Tú no debes padecer
porque yo sé que otros niños
el cariño de una madre,
ellos no pueden tener.

Con tus besos y caricias
nada, yo he de carecer.
¡ Madre, cuanto te llego a querer!
Pura Martínez Jiménez 

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EL SOL ME DIJO: ¡NO LLORES!

El sol me dijo: ¡no llores¡
y no paré de llorar, 
porque eran tantas mis penas
que no las podía aguantar.


Desde que nací , en la cuna,
y luego desde el altar
 ni el sol, ni la luna pueden
tanta pena mitigar.

Porque el destino te escoge
"nacida para llorar" 
o... tener el corazón
duro como el pedernal.

Una vez que fui valiente
pronto di la "vuelta atrás",
¡ era mucho mi sosiego
cuanto amor y cuanta paz!

Mas fui débil y cobarde,
"me di otra oportunidad",
¡qué pronto me arrepentí
nada cambia, todo es igual!


Por mucho que se promete,

las personas, ¡no cambiamos!
nos cambia la adversidad.
Pero al cabo de unos meses
a sufrir hasta el día...
que para siempre te vas.


El sol me deja que llore

y lloro desconsolada.
¿y si le pido a la luna?
¡Quizá ella en la almohada
si me pueda consolar!



Y lloro noche tras noche

sollozando destrozada,
la Luna se pone triste
al verme tan desdichada.


Lloro por el desamor,

por la desidia encontrada,
solo el fruto de mi vientre
le ha dado  luz a mi alma.
Pura Martínez Jiménez

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AMORES EQUIVOCADOS

Dos amores en mi vida
y los dos fueron errados,
el primero tan hermoso
pero tan equivocado;
un amor de juventud
que solo duró un verano.
De aquel efímero amor
tengo recuerdos muy gratos.

Luego fue el amor eterno ,
aquel que nunca termina
que, aunque fue un amor sublime
te marca toda la vida.


No supimos controlar
las cosas acontecidas,
la senda estaba marcada
noche a noche, día a día;
fueron tan grandes las piedras
halladas en el camino...
no supimos  esquivarlas
y mantener el camino.

Lloraba de pena el viento
al ver tanto amor perdido,
lloraba el agua del río
al ver tanto desatino.

Venía una brisa nueva...

y a retornar el camino.

Recuerdo en aquellos días
que flores me regalaba,
 en sus brazos me arrullaba
y las nubes se disipaban...
¡cuanto amor en la almohada!
aunque muy poco duraba;
venía una tempestad,
no podíamos esquivarla...
 las tormentas se alargaban.

Nuestro amor siempre fue puro
pero se encontraba un muro.
¡Si nos queríamos tanto,
si nuestro amor fue tan puro!
Como se  fue  para siempre
y solo quedó dolor.
Pura Martínez Jiménez

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ESPINAS DEL ALMA

Hoy el alma se despierta,
todavía duele el alma,
profundas son las heridas
que continuamente sangran.

¿Por qué siguen las espinas
allí en el alma clavadas?
Si ya se murió el rosal
de la tierra devastada.

Se quiere dormir el alma
pero no encuentra la paz,
estando tan limpia el alma
¿por qué todavía sangra?

¡Y no encuentra su sosiego!
¡y la calma no la haya!
Si solo hizo que querer
donde la pureza alcanza.

¿Ellas no tienen espinas?
¡En el alma están clavadas!
¿Por qué del alma no fueron
como el rosal arrancadas?

¡Llora la flor sin espinas!
¡Llora la flor disecada!
Llora el alma, porque tiene,
¡cien mil espinas clavadas.
Pura Martínez Jiménez 

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LOCO E INDIGENTE

Loco e indigente me llama la gente.
¿Qué te pasa loco?
Que nadie me entiende,
porque  hago las cosas
 de forma diferente.


¿Pero tú estás loco?
¡Lo dice la gente!
Yo vivo las cosas desde otra vertiente,
no veo ningún mal dormir en un portal
o no tener hogar
ni dinero que gastar.
Sí yo estoy loco de atar,
dormito en cualquier lugar,
como de la caridad.

Al pasar me mira la gente
y comenta indiferente:
que yo soy... "otro indigente",
pero soy pacifista,
no quiero las guerras
ni que tantos niños 
 se mueran de hambre.

A nadie hice daño,
no tengo familia:
la perdí un diciembre
¡murió toda junta en un accidente!
(creo que me queda algún pariente)

Mi cama es el suelo,
la luna es mi techo
 pero soy feliz
con eso que tengo:
luceros y estrellas 
me hacen compañía.
Yo nunca estoy solo
son familia mía.


Si veo en la calle

a alguien mendigando
le doy del dinero
que  voy ahorrando
¡Loco, a mí me dicen!
Y aunque a mí me hieren
en los sentimientos...
nada sé de envidias,
ni resentimientos.
¿Cómo a mí me llaman 
un loco sin techo,
si por techo tengo
 todo el firmamento?


Voy hablando solo,

me cuento mis cosas,
a veces son tristes
otras son hermosas.
Loco a mí me dicen
(bendita locura)
porque con la gente
no quiero ataduras.

¡Libre como el ave
que emprende su vuelo!
Así es mi destino
nada más pretendo.
¿Pero qué haces loco?
¡Dejadme, dejadme,
que yo ya me entiendo.
Pura Martínez Jiménez


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GELIDO INVIERNO

¿Qué tendrán los días
del gélido invierno
que nunca terminan 
con su negro cielo?

¿Por qué me quejaba
de horas de estío?
Si ahora es su luz
lo que más ansío.


Negros y lluviosos

perduran los días,
eternas las noches
penosas y frías.


Cortos son las días
 larga la alborada.
¿Qué tendrá el invierno
que tan lento pasa? 

Días de añoranza 
y melancolía,
tardes que con lluvia
traen más morriña
"si no son tormentas
que todo exterminan".

Mi amiga la música
y la poesía,
junto con los libros 
son mi compañía.

Más son ¡tantas horas!
Oscuras y frías
con la noche negra
en ella perdidas.

La gente las vive con algarabía,
mientras yo las vivo
con melancolía.
                                                                   Para mí el invierno
siempre es triste y gris,
mientras que otra gente
suele ser feliz.

Al gélido invierno
no le pasa nada,
será que mi cuerpo
es de "edad avanzada".
¿Y el calor humano?
Que en noches baldías,
en mi casa fría
nadie me cobija.


Lo perdí hace tiempo...
un gélido invierno,
una noche fría.

Pura Martínez Jiménez


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¿ME DEJAS?

¿Me dejas por un momento
que entre en tus sentimientos?
Y aunque no exista ya encanto
déjame llorar mi llanto
¡el que yo siento por ti!

¡Tanto amor sentí por ti!

Fue tanto lo que te di!
que aún brota en mi, 
¡yo lo siento!
Aquel tan gran sentimiento
pese al sufrimiento habido,
durante el tiempo vivido
y compartido contigo,
sin amor ni comprensión, 
hoy ante la actual situación
mi gran amor lo mitiga
y hasta renace y olvida
todo tu gran desamor.

Déjame por un momento
que me dirija tu encuentro,
y llore nuestro dolor.
Pura Martínez Jiménez


miércoles, 14 de diciembre de 2016

2ª. ENTRADA DE POESÍA DE MARUJA MURCIA








¿QUIEN ?

¿ Quien, cuando yo me vaya
cerrará la puerta de mi habitación,
quien guardará la llave
mientras languidece mi última canción.

¿ Quien, cuando me haya ido
volverá a mi playa para recordar,
y junto a las las oír sus gemidos
evocando aquello que no volverá.

¿ Quien llorará en mi duelo
y el último beso me dará,
quien allá en el otro lado,
quizá a mi me esperará?

¿ Quien rezará en silencio
mezclado el murmullo de la habitación,
o pondrá crespones negros con las flores
que esparcen perfumes y desolación?

¿ Quien, cuando ya no aliente
cerrará mis ojos y me cubrirá,
quien tomará mis manos
cuando cruce el puente a la eternidad?

¿ Quien borrará mis huellas,
quien habrá que ocupe mi lugar,
quien cerrará ventanas
y encenderá velas en la oscuridad?

¿ Quien tomará el relevo,
y al paso del tiempo tendrá que olvidar
buscando consuelo por lo que ha pedido
alejando el llanto y la soledad?

¿ Quien besará mi pelo
y en su negro duelo, luto llevará
y en sus oraciones sentirá emociones
y todo una vida para olvidad?
Maruja Murcia Durán


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DÉJAME UN RATITO MÁS

Déjame un ratito más,
a Tí, Señor te lo ruego,
ya sé que es mucho pedirte
pero es más fuerte el deseo.

Y aunque en algunos momentos
harta de vivir me siento,
yo me resisto a marchar
pensando en lo que aquí dejo.

Porque las dudas me asaltan
 de lo que pueda encontrar
en esa otra vida, que creemos
que puede ser de verdad.
Compréndeme Tú, Señor,
si tuviéramos dos vidas, 
no sentiríamos el miedo
de dejar ésta algún día

Y estas preguntas me hago:
¿ allí, qué podría hacer
sin escribir mis poemas
y sin poderlos leer?




Sin encontrarme con ellos,
mis compañeros poetas
que semana tras semana
con su presencia me alientan.

Y sin ella,  ¿ yo qué haré
en ese lugar lejano?
Si no puedo levantarme, 
quien me tenderá su mano?

Y quisiera conocer 
al ser que está por llegar
que es parte de mi hermano,
y al fin abuelo será.

Me duele dejar aquí,
mi música, a la que amo,
y los libros que me cuentan
el presente y el pasado.






Por dodo ello te pido,
si mi tiempo ha terminado:
déjame un ratito más
para acabar lo empezado.

Solo un ratito, Señor,
solo un ratito, te pido.
Maruja Murcia Durán



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AQUEL PUEBLO BLANCO

Yo viví en un pueblo blanco
de la bella Andalucía,
hace mucho tiempo de esto,
yo entonces era una niña.

Fueron hermosas vivencias
que las guardo en mis recuerdos
gravadas con un cincel,
indelebles en el tiempo.


Era un convento de monjas
el colegio al que asistías,
con clases para niñas pobres
y clases para niñas ricas.

Yo en la de pobres estaba
y todas eran mis amigas,
mas también las niñas ricas
conmigo jugar querían.

Tal vez por la novedad
al ser yo la forastera,
venida de una ciudad
con diferentes maneras.


Bajo el yugo del cacique
la gente del pueblo vivía,
y apostados en la plaza
los hombres, trabajo pedían.

Muchos morían de hambre,
y yo a pesar de ser muy niña,
a mis amigas les daba
con amor cuanto podías.

Recuerdo que una de ellas,
cuanta hambre no sentiría,
que por un pedazo de pan
fregaba el suelo de rodillas.

La sangre empezó a brotar
de sus rodillas dañadas,
y al ver el llanto en sus ojos
por ella yo también lloraba.

¡ Cuántas vivencias pasé!
unas buenas y otras malas,
y fue tanta la injusticia
que a mí me dejó marcada.

En la casa donde viví
no me faltaba de nada,
por lo tanto no pasaba hambre
pero de ellas me acordaba.

Y cuando llegaba a la clase
ellas a mí me acercaban,
y a escondida de la monja
de mi comoda les daba.

Mas un día nos sorprendió 
al notar aquel revuelo,
pero fue una monja buena
y guardó nuestro secreto.

Me acogió en su regazo,
¡yo asustada rompí a llorar!
y ella mientras me abrazaba
me dijo: ¡no lo hagas más!

¿Qué habrá sido de aquella monja
que un Ángel parecía,
y de aquellas buenas gentes
marcadas por la injusticia.

¿ Y de mis buenas amigas,
compañeras tan queridas,
de aquel colegio de monjas
de niñas pobres y ricas?

¡ Yo guardo un grato recuerdo
de aquel pueblecito banco,
y de aquella monja buena
que me acogió en su regazo!

Yo jugué en aquellas calles,
y en sus campos recogía
flores para hacer altares,
en Mayo, mes de María.

Coplas canté en su teatro,
fandangos, serranas y alegrías
y toda la gente en pie.
con entusiasmo aplaudían.

¡ Yo viví en un pueblo blanco
que es Cazalla de la Sierra,
usen pueblo de Sevilla...
que en mí dejó grata huella.
Maruja Murcia Durán




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RAÍCES

Cuando alguien me pregunta
si a mi tierra aún recuerdo,
pasar veo una película
proyectada en blanco y negro.





Y como su protagonista
parece que me estoy viendo
caminar por sus llanuras
y por un largo sendero.


Por surcos de tierra parda,
con el sudor trabajada
cuando recogen los frutos
para llenar sus tinajas

¡ Cómo no voy acordarme
de sus campos de amapolas,
y las espigas que el agua
de la lluvia y el sol doran!


Y cómo voy a olvidarme
de mi ciudad y mi plaza
que aunque maquillada esté,
puede que aún tenga alma!

El día que la dejé,
por siempre quedé marcada,
sin querer mirar atrás
donde mi casa quedaba.




Al tener que acostumbrarme
a otra vida y otra tierra,
me cuesta volver allá
y extraña me siento en ella.
Pero las raíces siguen
en mi espíritu incrustadas,
desde las ramas del árbol
me llaman desesperadas.

¿ Que si me acuerdo -preguntan-
de mi tierra castellana?
¿ Cómo puedo yo olvidarme
si en mi alma está grabada?

¡ Si esa semilla! fue
por fuertes manos sembrada;
tanto se agarró a la tierra
que allá se quedó enterrada.
Maruja Murcia Durán







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ELAMOR SE MUERE

El amor puede morir
si no se le da sustento,
se estingue como los cirios
cuando se le apaga el fuego.


Porque el amor es tan frágil
que no se puede maltratar,
hay que cuidarlo y mimarlo
para que pueda durar.

Se puede amar ciegamente
cuando es amor maternal,
pero puede al fin romperse
aunque sea amor de verdad.



También con otros amores
esto suele suceder.
que de tanto ir a la fuente
el cántaro se va a romper.

Si el cántaro tiene grietas
es difícil de arreglar,
y si los golpes no cesan
del todo se ha de rajar.




Qué lástima que el amor
se pueda morir de pena
pues cuando éste termina
acaba siendo condena.





El amor puede morir,
cuando cansada está el alma
de dar y no recibir
la gratitud deseada.

Y cuando el amor ha muerto,
al mismo tiempo la vida,
pero aún sigue latiendo
el corazón que agoniza.
Maruja Murcia Durán

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NO SE POR QUÉ TE QUIERO

¡ No sé por qué te quiero, no lo sé!
Quisiera entenderlo
mas no encuentro el por qué.



De tí solo recibo
angustia y sobresalto, 
tristeza y amargura,
indiferencia y quebranto.

Ni una palabra de aliento
cuando el cansancio me invade,
ni una frase de interés
cuando mi dolor es grande.


¿ Qué gran misterio se esconde
que no consigo alejarle,
y no pueda yo romper
esta cadena, este lastre?

Contigo toda una vida
con sus noches y sus días,
y no conseguí lograr
aquello que te pedía.

Ahora han pasado los años
y con ellos tantas lágrimas,
que ya no me queda aliento
para reprocharte nada.
Mi cuerpo está dolorido
y mi alma muy cansada,
y por tanta dura lucha
mis fuerzas están mermadas.

¡Tengo miedo al despertar
cuando la mañana empieza,
y más le temo a la noche
porque la lucha comienza!


¡ Y me suelo preguntar!
por qué te sigo queriendo
si mis días y mis noches
por ti las paso sufriendo.

¡ No sé por qué te quiero, 
no lo sé!
Maruja Murcia Durán






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PRESA DEL DOLOR

Cruje mi cuerpo maltrecho
como hojas secas caídas,
bajo el peso de los años
gime por la salud perdida.

Los dolores se hacen eco
en mi cuerpo y en mi mente,
y no los puedo arrancar,
están clavados para siempre.

A veces es un clamor
que brota de mi garganta,
y a veces lágrimas vertidas
con sabor de almendra amarga.



¿ Por qué mi cuerpo bello y sano
se puede deteriorar?
¿ Por qué el dolor lo hace preso
y no lo deja escapar?



Que la enfermedad no para
aunque la ciencia progrese,
y los dolores arrecian
igual que hierros candentes.

¡ Es el misterio que existe
de la vida y de la muerte,
que no detiene su zarpa
ni ante el pobre ni el pudiente!

Que no detiene el dolor
de tus hueso de tu carne,
como puñales de acero
que yo no puedo arrancarme.
Maruja Murcia Durán