Maruja Murcia Durán nació en Ciudad Real el 16 de junio de 1938, el tercer año de la "Guerra Civil", en la que su padre luchaba en uno de los bandos enfrentados.
Si en aquellos años era difícil la situación, imaginen el caso de la madre de Maruja, teniendo que atender una criatura recién nacida y las otras dos que ya había en casa. Y además temiendo por la vida de su marido que participaba en la guerra.
Ciudad Real
Podría decirse que no era el mejor momento para nacer pero, como sucede siempre, Maruja no pudo escoger el día de su nacimiento y tampoco la situación que vendría después, con una Pos-Guerra de calamidades y sufrimientos.
Para complicar un poquito más las cosas, Maruja tuvo que soportar bastantes enfermedades que fue sorteando como pudo y, aunque sus padres le dieron todo cuanto pudieron, incluyendo mucho amor y cariño, creció con cierta fragilidad que terminó dejándole secuelas físicas y psicológicas.
De todos modos a Maruja no le faltaron ilusiones, soñaba con ser artista, apoyada en una voz prodigiosa para cantar, que no pudo llegar a materializarse por los malos años que le tocó vivir.
De todos modos la familia siempre fue fundamentar para ella y una de esas piezas fue, y lo es, su hermana Mila que nacería después de ella y con la que comparte afición por la poesía que también escribe y recita. Además participa de la coordinación de la tertulia Constancia.
Cuando tenía 19 años toda la familia se trasladó a Barcelona donde, Maruja, trabajó en la confección y más adelante como auxiliar de clínica hasta su jubilación.
El 1979 murió su padre lo cual le afectó mucho, aunque la vida le tenía guardada otra prueba aún más dura como lo fue, la larga y terrible enfermedad de su marido que terminaría con su vida en 1997.
La nueva situación obligaba a Maruja a vivir como viuda, aunque arropada por su hermana Mila.
La nueva situación obligaba a Maruja a vivir como viuda, aunque arropada por su hermana Mila.
A partir de entonces comienza a escribir poemas evocando su querida tierra de La Mancha, sus llanuras, sus nostalgias...
Mujer de gran sensibilidad, comprometida con la familia y la justicia social, en el 2004 comenzó a participar de las actividades de la "Tertulia Constancia", donde escuchaba los poemas de las compañeras y compañeros y recitaba los suyos. Tal fue la influencia que ejercieron sobre ella los recitales de la tertulia que le hizo decir:
"Mi participación en la Tertulia fue para mí como dejar la noche y comenzar un día".
El resultado de aquello fue la publicación de un libro de poesía llamado:
"Mi participación en la Tertulia fue para mí como dejar la noche y comenzar un día".
El resultado de aquello fue la publicación de un libro de poesía llamado:
"MEMORIAS DE LA AÑORANZA"
Después participó en otro libro editado por la tertulia con el nombre de:
"ANTOLOGÍA POÉTICA CONSTANCIA"
Y más adelante publicó otro libro también de poesía llamado:
"LUCES Y SOMBRAS"
A continuación se muestra una muestra de sus poesías y de su hermana Mila.
Hazte amiga de la luna
y cuéntale tu tragedia
que ella te escuchará
que apaga la sed,
de ese caminante
que quiere beber.
Quiero ser el sol
y también la luna,
y alcanzar la estrella
de la diosa fortuna.
Quiero ser la musa
de aquel gran poeta,
que puede inspirarle
hermosos poemas.
Quiero que me quieran
igual que yo quiero,
con la misma entrega
e igual sentimiento.
Ni tampoco la musa
de un gran poeta,
pero si la llave
que cierra mi puerta.
"La Cigarra y la Hormiga"
que es un cuento ejemplar,
mientras la hormiga trabaja
la cigarra no para de cantar.
Y "Los Siete Enanitos"
cuando del trabajo vuelven,
encuentran en sus camitas
muy dormida a Blancanieves.
Y la Bella Durmiente
que dormida se quedó,
hasta que un apuesto principe,
prendado de su belleza,
al besarla la despertó.
Como ves hay muchos cuentos
que yo te quiero leer,
pero si tú lo prefieres
contártelos puedo también.
¿POR QUÉ?
¿No parece nuestro hijo?
su mirada no es la misma:
vacía, dura y cruel
y fría cuando nos mira.
Señor dime: ¿por qué?
acaso yo lo merezco
que lo parí con dolores
y alimenté con mis pechos.
MI FELICIDAD
¡Esa es mi felicidad!
Una verde pradera,
un camino largo,
un andar sin rumbo
y al final un lago...
¡Esa es mi felicidad!
¡Esa es mi felicidad!
Un niño que duerme
allí junto al fuego,
de piel sonrosada
y rubios cabellos...
¡Esa es mi felicidad!
A veces triunfa el amor
sobre la maldad humana,
gracias a gentes de bien
que se guían por el alma.
¡Así camino yo
Yo que en las noches eternas de agonía,
tus ojos, tu cara recuerdo,
hijo del alma mía;
y como demente tras la sombra
de una visión.
¡Yo te he llevado de la mano!
he acariciado tu pelo,
he velado tus sueños
y ahora tengo roto el corazón.
¡Esa soy yo!
como una flor tranquila
cortada por el aire.
Me vuelvo por mis pasos al camino de la vereda,
dejando el prado verde,
dejando sobre el camino, el agua de mi tristeza.
¡SALVAMÉ MADRE
¡No abras la puerta madre!
que no quiero ver su mirada,
han pasado muchas primaveras
yo, hincada en la tierra,
quebrando mis ilusiones,
mi a mor sin esperanza.
¡No abras la puerta madre!
han pasado muchos años,
yo, bajo el sol rojo solano
y el corazón sangrando.
Y ¿ahora me dices que te perdone?
¡No abras la puerta madre que no quiero mirarlo!
Cuántas veces soñé despierta, intentando coger
la luna con mi mano,
como el pájaro que duerme en sus ramas
y que espera la mano de nieve
para poder arrancarlo,
o como la amapola en el trigal,
cuando la arranca el aire.
¡No abras la la puerta madre!
¡Ata mi alma a tu cuerpo y no la sueltes madre.
Ese sabor a fuente,
a sueño dulcísimo,
a primavera bordada.
Todas las voces se han unido,
arropan un altísimo lamento.
Viajan, vuelan y nada queda fuera.
Una nota tras otra van cayendo.
Se desgranan estrellas robadas
Será un diamante verdadero
y no se volverá carbón.
La luna me protegerá;
protegerá mi alma vagabunda ,
no andaré más por la tierra,
se quedarán solo
los floridos senderos
y las caricias perdidas,
se quedarán en un profundo
eslabón.
A LA MANCHA CON PASIÓN
¡Te quiero tierra mía para vivir!
para sentirte dentro de mí,
para soñarte y amarte hasta el fin.
Quiero tierra de surcos y sudores,
para llenarme de luz cada mañana,
tierra sencilla, tierra llana,
de horizontes sin fin en la distancia.
vencedores del tiempo y de la zarpa,
estirando sus brazos frente al viento
y moliendo el candeal de la nostalgia.
¡Quiero ver esos pueblos blancos
de corazón antiguo con sus plazas
cargadas de fervor y de silencio!
¡quiero calles que todavía abrazan!
¡Quiero gentes sencillas y entregadas!
como surcos de tierra llana.
Quiero estar con mi voz y con mis manos,
allí junto a los míos en La Mancha.
Quiero estar junto a los segadores,
para obtener con ellos cada día,
mi trozo de ilusión y de esperanza,
para cantarle a la espiga,
para llorar por la lluvia que les falta.
¡Quiero estar por mi tierra, andar por ella!
poniendo el corazón en la mirada
y ver a Don Quijote atareado,
con su fiel escudero Sancho Panza.
Y saber que los dos son uno solo,
con igual sequedad en sus gargantas.
Con la misma razón en la locura,
de amar la dura tierra que los ata.
Con el mismo dolor en sus tendones,
con la misma verdad en sus pisadas.
¡Quiero tierra de anchura clara y firme,
por sencilla, admirable, acostumbradas
a ganarse su pan a pecho abierto,
bajo el peso de soles y de escarchas!
¡Te quiero tierra mía para vivir!
y contemplar tu luna y tus estrellas,
para soñar mi verso y para en ella,
morirme con amor una mañana.
Maruja Murcia Durán
MI GUITARRA
Toda mi vida soñé
con tener una guitarra
y cuando por fin la tuve,
yo no sabía tocarla.
que siempre tuve pendiente,
y que no pude aprender.
¡Se había secado la fuente!
Me había pasado el tiempo,
mi mente muy limitada,
¡pobre ilusa! me decía,
abrazada a mi guitarra.
La decepción y la pena,
en mí dejaron la huella,
pues mi sueño se rompió
y al mismo tiempo sus cuerdas.
Yo cuando escucho un concierto,
que las cuerdas de mi guitarra,
las desgrano entre mis dedos.
Qué conjunción tan hermosa
una voz y una guitarra,
es pasión y sentimiento,
cuando el alma se desgarra.
¡Sueño que estoy en la cima
de una verde montaña!
junto a la sombra de un pino,
sola yo con mi guitarra.
Maruja Murcia Durán
PEQUEÑA GAVIOTA
¡Vuela pequeña gaviota!
tus alas blancas despliega,
remóntate a lo más alto
y busca tu espacio en las estrellas.
Pósate sobre la mar,
pero no vallas dejando estelas,
que lo puedan encontrar,
ni en el cielo ni en el mar, tus huellas.
Hazte amiga de la luna
y cuéntale tu tragedia
que ella te escuchará
y te hará sus confidencias.
Y si te encuentras un barco
navegando en alta mar,
no lo dejes que se marche
y busca tu libertad.
"Desecha lo malos vientos"
que no te dejan volar,
despliega tus blancas alas
y no mires hacia atrás
¡Busca tu espacio infinito
en el mar, en la montaña,
en un río plateado
donde la luna se baña!
¡Busca tu espacio soñado
que con tanto celo guardas!
No dejes que te lo roben,
defiéndelo a dentelladas.
¡Vuela pequeña gaviota!
vuela hacia tu libertad,
desecha los malos vientos
y no mires hacia atrás.
Maruja Murcia Durán
QUIERO
Yo quiero ser el viento
libre y poderoso,
que arrastra las hojas
en el dulce otoño.
Quiero ser gaviota
y volar sobre el mar,
dormir en la playa
y luego despertar.
Quiero ser la barca
que sin rumbo navega,
dejando en el mar
una blanca estela.
Quiero ser la fuente que apaga la sed,
de ese caminante
que quiere beber.
Quiero ser el sol
y también la luna,
y alcanzar la estrella
de la diosa fortuna.
Quiero ser la luz
que alumbra el camino,
de esos seres ciegos
que viven perdidos.
que riega los campos
y la rosa roja
de sedosos pétalos.
Quiero ser la musa
de aquel gran poeta,
que puede inspirarle
hermosos poemas.
Quiero ser el mar,
quiero ser el cielo
y esas nubes blancas
llenas de misterio.
Quiero ser la llave
que cierre mi puerta,
para que no entre
la negra tormenta.
igual que yo quiero,
con la misma entrega
e igual sentimiento.
Esto no es real
pues son solo sueños,
que yo voy tejiendo
en pleno silencio.
Porque solo los sueños
nos pertenecen
y el pensamiento
los enaltece.
Así que no soy
como el libre viento,
ni la blanca gaviota
que emprende su vuelo.
Yo no soy el sol,
la luna ni estrellas,
ni la barca en el mar
dejando una estela.
ni lluvia ni rosa,
ni el mar, ni el cielo
ni nubes misteriosas.
Ni tampoco la musa
de un gran poeta,
pero si la llave
que cierra mi puerta.
Sueños imposibles
tejeré sin tregua,
llenando las horas
de la noche eterna.
Seguiré queriendo
aunque no me quieran,
forjando ilusiones
en una quimera.
Esto es lo que tengo,
es lo que me queda...
y esperar la noche
y soñar despierta.
Maruja Murcia Durán
¿QUIERES QUE TE LEA
UN CUENTO?
¿Quieres que te lea un cuento
ahora que es Navidad
y que tan cercano estás
para poderlo escuchar?
¡Elige el que más te guste!
los hay de reyes, princesas
y castillos encantados
con dragones y sirenas.
Caperucita y el lobo
que en el bosque acechaba,
pues va a ver a su abuelita
y en su cestilla le lleva
un quesito, un pastel
y una jarrita de miel.
"La Cigarra y la Hormiga"
que es un cuento ejemplar,
mientras la hormiga trabaja
la cigarra no para de cantar.
Y "Los Siete Enanitos"
cuando del trabajo vuelven,
encuentran en sus camitas
muy dormida a Blancanieves.
Y "Los Siete Cabritillos"
que cuida la mamá cabra;
pero el lobo malvado,
en ausencia de su madre,
a seis se ha tragado.
A la pobre Cenicienta
su hada madrina convirtió,
con su barita mágica, en princesa;
mas al no sonar las doce campanadas
se le acabó el tiempo
y un zapatito perdió.
Y la Bella Durmiente
que dormida se quedó,
hasta que un apuesto principe,
prendado de su belleza,
al besarla la despertó.
Como ves hay muchos cuentos
que yo te quiero leer,
pero si tú lo prefieres
contártelos puedo también.
¡Mi pequeña princesita!
¿me dejas contarte un cuento,
ahora que es Navidad
y que tenemos más tiempo.
Maruja Murcia Durán
¿POR QUÉ?
Eternas noches de angustia
para esos padres que esperan,
con el miedo y el dolor
al hijo que no regresa.
Cuando termina la noche
y por fin el ha llegado,
apenas si lo conocen
porque viene cambiado.
¿No parece nuestro hijo?
su mirada no es la misma:
vacía, dura y cruel
y fría cuando nos mira.
Señor dime: ¿por qué?
acaso yo lo merezco
que lo parí con dolores
y alimenté con mis pechos.
Y yo que he sido un buen padre,
conmigo siempre venía
agarrado de mi mano,
por miedo, si se perdía.
¿Qué ha podido suceder
para que esté tan perdido,
si nosotros le enseñamos
el mejor de los caminos?
¿No vuelvas tarde, mi vida,
regresa pronto, mi amor,
porque de tanto quererte
perdiendo estoy la razón.
Maruja Murcia Durán
MI FELICIDAD
Una cabaña, una luz,
un hogar caliente,
un niño desnudo
y un amor ferviente...
¡Esa es mi felicidad!
Un río que brilla
y corre armonioso,
por ente los juncos,
te invita al reposo...
¡Esa es mi felicidad!
Una verde pradera,
un camino largo,
un andar sin rumbo
y al final un lago...
¡Esa es mi felicidad!
Poder correr y volar
y volver rendida al hogar
de nuevo con mis recuerdos
y con mi música reposar...
¡Esa es mi felicidad!
Un niño que duerme
allí junto al fuego,
de piel sonrosada
y rubios cabellos...
¡Esa es mi felicidad!
Leer y escribir poemas
y cantar, siempre cantar,
poder dormir y soñar,
que no hay sueño sin realidad...
¡Esa es mi felicidad!
Maruja Murcia Durán
LA ZANCADILLA
¡Gracias a un hecho cruel!
les hizo cambiar su suerte,
a una familia que huía,
del terror y de la muerte.
¡Providencial zancadilla
que con desprecio e inquina,
cambió la vida de un niño
y con el a su familia.
¿Qué habrá sentido su autora
al conocer por los medios,
que con su mal proceder,
salvó a un padre y su pequeño.
A veces triunfa el amor
sobre la maldad humana,
gracias a gentes de bien
que se guían por el alma.
¡Qué gran lección de bondad!
nos ha dado el que gravó,
esa escena tan malvada
que a todos estremeció.
Jamás una zancadilla
removió hasta los cimientos,
de personas que conservan
corazón y sentimientos.
¡Bendito seas galán!
por hacer ese milagro,
que en un momento crucial
los librastes del calvario.
Bendita sea también
la oportuna zancadilla,
que un ángel presenció
y convirtió en un sueño
una negra pesadilla.
Maruja Murcia Durán
Mila Murcia
Mila Murcia Durán, hermana de Maruja con la que está muy unida, es, como ya se ha dicho en otra entrada, coordinadora de la Tertulia Constancia y también escribe y recita poesía.
A continuación se ponen algunas poesías de Mila:
PERSIGUIENDO UNA QUIMERA
Voy detrás de una sombra,
muchas veces intento tocarla
pero es como una bruma
que se desvanece.
Como una llama, como una niebla.
Soy un cometa errante
que ruge como el viento.
En ansia perpetua.
¡Así camino yo
Yo que en las noches eternas de agonía,
tus ojos, tu cara recuerdo,
hijo del alma mía;
y como demente tras la sombra
de una visión.
¡Yo te he llevado de la mano!
he acariciado tu pelo,
he velado tus sueños
y ahora tengo roto el corazón.
¡Esa soy yo!
Cuando en la sombra de la noche
oigo una voz que murmura
y enturbia mi triste calma,
siento tu voz resonar.
Parece que veo una estrella brillar.
¡Olas de los oceanos!
por piedad, llevarme con vosotras,
que no me arranque la memoria
y que me dejen con mi dolor a solas.
Mila Murcia Durán
BUSCANDO MI ALMA
Voy caminando por una vereda
buscando un prado verde,
para encontrar mi alma.
A los lados del camino, oscuros encinares,
como viejas piedras, como antiguas catedrales.
Lejos, por los espartales, más allá de los olivos,
nubes grises, viejas.
¡El río a lo lejos! fluye y pasa.
Camino por mis huellas,
solo camino y nada más
y no quiero volver la vista atrás,
pues la senda que he caminado
no la quiero volver a andar.
Se escuchan pájaros cantando
¡es el pardo que a lo lejos se ve ya!
es música celestial, parece... un soneto de Bach.
Me adentro en el prado y esa música divina;
no es un sueño... es realidad,
que arranca el viento mojado
y en mi alma reza ya.
La tarde de amor se completa
y hacia el ancho prado camino yo.
El sol en el ocaso esplende
y la tarde risueña se aleja.
Mi corazón tiembla, como una flor tranquila
cortada por el aire.
Me vuelvo por mis pasos al camino de la vereda,
dejando el prado verde,
dejando sobre el camino, el agua de mi tristeza.
Mila Murcia Durán
¡SALVAMÉ MADRE
¡No abras la puerta madre!
que no quiero ver su mirada,
han pasado muchas primaveras
yo, hincada en la tierra,
quebrando mis ilusiones,
mi a mor sin esperanza.
¡No abras la puerta madre!
han pasado muchos años,
yo, bajo el sol rojo solano
y el corazón sangrando.
Y ¿ahora me dices que te perdone?
He pasado los inviernos con lluvia,
nieve y viento, arañando la tierra
con el alma hecha pedazos.
¡Y ahora vienes a que yo te tienda mi mano!
después de andar un camino, lleno
de fuertes quebrantos.
¡No abras la puerta madre que no quiero mirarlo!
Cuántas veces soñé despierta, intentando coger
la luna con mi mano,
como el pájaro que duerme en sus ramas
y que espera la mano de nieve
para poder arrancarlo,
o como la amapola en el trigal,
cuando la arranca el aire.
¡No abras la la puerta madre!
¡Ata mi alma a tu cuerpo y no la sueltes madre.
Mila Murcia Durán
ADAGIO
Se apagó la hora
y es difícil descifrar
lo que ya no se siente.
Pero aún llega hasta el silencio
repleto de cadencias,
el murmullo pausado de sus voces ausentes.
La quimera escarlata, pobladora siniestra.
Ese sabor a fuente,
a sueño dulcísimo,
a primavera bordada.
Todas las voces se han unido,
arropan un altísimo lamento.
Viajan, vuelan y nada queda fuera.
Una nota tras otra van cayendo.
Se desgranan estrellas robadas
Cuerda a cuerda, el aire se hace eco
y me invade un sabor... acaso a nubes viejas.
Los árboles transparentes, sus hojas,
cada nube se envuelve en una fiel tristeza,
y sus lágrimas caen,
desconcertadas ante tanta belleza.
Mis ojos nada dicen, pero mi ser absorto tiembla,
tiembla como una mano de arrugas y siempre llena.
Puedo soñar despierta.
Todo me lo sugiere vuestra fuerza que crea.
Cada compás es una imagen arriba,
junto a mi cuerpo se acerca.
Huyo deprisa.
Es borroso y caliente, azul y hasta lejano,
vuelve este momento poblado de corcheas ,
y apenas termina, nace tan de repente,
este nuevo misterio que fluye como lava,
y sangra y vocifera.
Puedo viajar a un lago, rodear mis silencios,
ser un pequeño pájaro y volar y ser libre.
Las palabras se diluyen, vacilan, tropiezan;
Borrar si fina silueta
hasta quedar el sentimiento puro,
su transformación en mi mente.
Cuerdas, notas, quizá oyendo a Mozart
que sentí de pronto un frío y los ojos de los filos.
Y absortos lloraron, ¡qué tontos!
Un instante apenas, un silencio corto,
pero el mundo entero se durmió de pronto.
Solo tu sonido gigante invisible se apagó
muy quedo.
Suspiré con fuerza y muy despacio.
Me volvió a la tierra.
Mila Murcia Durán
AL CRUZAR EL PUENTE
Cuando cruce el puente,
tu divina poesía,
consultaré mis cantos en mi memoria
y dirigiré mi vuelo a los altos
albores con mis alas rotas.
Allá en el infinito,
todo será hermoso y constante;
todo será música y razón.
Será un diamante verdadero
y no se volverá carbón.
La luna me protegerá;
protegerá mi alma vagabunda ,
no andaré más por la tierra,
se quedarán solo
los floridos senderos
y las caricias perdidas,
se quedarán en un profundo
eslabón.
Antes de cruzar el puente...
quisiera pasear por la orilla del mar
y con mis pies descalzos,
pisar la arena de oro,
y que las aguas verdes
y los cielos puros, me vieran pasar,
con paso lento y los ojos fijos
y mi boca entre sollozos,
me dejaré llevar.
Mila Murcia Durán
Maruja y Mila , he pasado un buen rato leyendo vuestras poesías , me han gustado mucho y volveré a leerlas . Un abrazo. Dorita
ResponderEliminarSolo deciros queridos compañeros , que os echo de menos . Seguir creando , valéis mucho .Dorita .
ResponderEliminarSeguir creando yo aprendo de todos vosotros . Admiro vuestra sencillez y os doy la categoría que merecéis . Abrazos a toda la tertulia . Dorita .
ResponderEliminarMuchas gracisa Dorita por pasarte por aquí y comentar.
ResponderEliminarNo lo había leído hasta ahora.
Un abrazo!!!
José Luis