jueves, 10 de marzo de 2016

POESÍA DE ELENA PINI



 ELENA PINI


ELENA PINI......(Elena Barreiro de Pini)

Nació en Montevideo (Uruguay)
Hija de Julia. uruguaya y de Raul, natural de Galicia.
Nacionalidad española.
Casada con Mario Pini......ex jugador de fútbol.
Principió estudios de Medicina en Montevideo,
y se graduó en estética en Barcelona. (España) 

La obra "EPICICLO PARA EL ODIO Y LA TERNURA"
fue su primer obra en solitario.
La 2ª obra aún no tiene título ni nombre (para este año 2016)
18 premios interprovinciales, y colaboración en obras poéticas 
con otros poetas en varias ocasiones.
Participa en el grupo Pensamiento Poético de Sabadell,
y en el Grupo Constancia de San Andrés (Barrio de Barcelona)

LA AURORA

Como una cinta que envuelve
la sorpresa de un regalo,
la amanecida ceñida por las sombras,
no se demora en derramar el añil,
tras la cinta olvidar, y abrir la caja.
Así en la aurora, los árboles
parecen salir de entre el marasmo de un arca,
y sus ramas y piulares, hacinan bisbiseos
que al sueño desvela, ya que jilgueros y pardillos,
desperezan sus alas tendiéndolas al vuelo,
y con voces de infantil alegría,
entonan canciones de vida y de esperanza.

árboles, flores y almas,
nos enamoramos del sol que nos conforta,
donde el búho reposando la agitación de su noche,
con ojos absortos en el detalle, desmenuza la visual,
sin perder nada de lo que su curiosidad abarca.
Allí los astros del cielo fueron,
Semejanza de alegría en un acontecer festivo
y nuestros ojos nos permiten acercarnos
a la luz y a la paz entre caronas melodías,
con las que regocijamos, nuestros andares por la vida.

La confianza en la amanecida se crece,
y distendiendo braveza en nuestros proyectos,
cuando el paisaje despertando al añil,
se enfrenta a la nubada hastas sentirla huída...
permitiendo al río animarse también,
encrespando su juvenil desparpajo.
Ahora la tibieza desenreda el tiritar nocturno,
como una caricia mesando angelicales cabellos,
y allí mismo, inquietas las tinieblas
abandonan su rebaño, dando paso a la luz
que con premura, le está abriendo puertas al a,
por donde ella asoma en oleadas de luces y colores,
para  los que necesita...
a todas las energías de su tropa.
ELENA PINI




EL GRITO DE LIBERTAD QUE LA PAZ SUSCITA

¡Paz!
Apasionamiento de patria te deseo,
sin que las heridas sangren más,
que en los rasguños del arado.
Eres la Paz,
y tu grandeza amolda a las espaldas,
alas de inmensurable envergadura,
con ese espíritu de protección y gloria
que lo terrenal dispensa.
Eres la paz y despiertas el ansia,
de ahondar en tus huellas nuestros pasos,
en dirección confraternidades sin fronteras,
carentes de mediadores que pretendan,
el sometimiento con engaños.
Tus promesas son augurios de esperanza.
Paloma en el aire ensalzada en vuelos,
mas basta un proyectil para perderte.

No así, la ilusión para alcanzarte,
que apenas concebida
se arrebuja en el pecho,
y en secreta rebeldía se florece.
¡Paz!
siempre has sido estímulo
como la tibia lu de las, auroras
desalojando del corazón
desidia y miedo,
pues eres, bajo las grandezas del cielo,
de la tierra, la más grande ventana.
Eres la Paz
a quien arrimar el hombro,
para alentar tus reflexione y esperanzas,
donde se unificarán las voces
para dar pompa a tu grito,
que en libertad,
preconizares quiere tu presencia,
desde ahora
y hasta la consumación del mundo.
Por eso Paz,
Apasionamientos de patria te deseo,
sin que las heridas sangren más,
que en los rasguños de arado.
ELENA PINI


CUARTO MANDAMIENTO

Si escupes a tu padre o tu familia
no habrá camino en el que no te arruines,
es esa maldición de que origines
en  tus posible triunfos, necrofilia.

Desciendes en los pasos de la Biblia
alentando tormento que no amaines,
que el respeto a tu padre no domines
es ley, mandamiento en bibliografía.

Y te acompañará a la senectud,
la infamia que lanzada en juventud 
pecado fue para ti; en él dolor.

Sabe que arrepentirte es suficiente
y a los ojos del mundo es aliciente,
para que ya no seas pecador.
ELENA PINI



  
FLORES SIN RAÍCES 


Hay un pozo en tu cama, me dijiste,
que dice de nuestros cuerpos, 
o de ánimo abatido
que te consume las horas.
Hay un pozo de tristezas
que se llena de alegrías,
juntos la almohada
que ahuecó tu nuca,
extraviada en embelesos.
Camas hay, -sentenciaste-,
que son cunas de sonrisas.
Otras incentivos de pesares
o de dolores de cuerpo.
Las hay nidos de lascivia
de mercantiles tablados.
Teatros de comunes acuerdos
para excarcelar zozobras.
Mas ésta,
la que lleva impresa
de nuestras ansias, victorias.
Ésta ha ganado la gloria
de en la memoria florarse,
para ese enorme ramaje
sobre el que
nuestra historia crece,
recamada en el silencio,
por grandes gritos de euforia.
ELENA PINI



LAS LÁGRIMAS DEL ALGARROBO

Tronco ardiendo en estridencias 
de un rizado flameante,
en combustion delirante
aniquilando vivencias.
Condenado a las dolencias
que semejan victoriosas
y ciertamente impiadosas
son terrible flagelado,
para el dolor chamuscado
de carne prieta y fibrosa.

Troco que acusastes vidas
en medio de tu ramaje,
verde-azulado y salvaje
de hojas corazonadas,
que en primavera animadas
tus ramas por la alegría,
tocadas de algarabía 
son de un rosado florido,
loco algarrobo historiado
rama en que judas moriría.

A ti a quien la llama presto
retorció perturbadora,
la gran corteza que otrora
fuese de diez metros manto,
que siendo tan solo ornato
pleno en vida deleitable,
en un casual impensable
acopiaste a tu leyenda,
brazo que a Judas suspenda
por el beso imperdonable.

Y siendo árbol del amor
allá en Irán o Crimea,
aquí también lagrimea
tu fortaleza y vigor,
que tu piel en el rigor
de este fuego en el que hoy ardes,
llorando pena que guardes
de estirpe de ejecutor,
en el que Judas traidor lazó
tu nombre en sus redes.

¡Sin llanto algarrobo al mal!
por esa ofensiva historia,
que si bien tengo memoria
se del cándido casual,
en que tu rama vital
tendió los brazos al cielo,
con el piadoso desvelo
de dar gracias por la vida
y hallaste el lazo suicida
que se tendió en aquel vuelo.
ELENA PINI


MI HOJARASCA EN TUS BRASAS

Aún siento en mi rostro
el amanecer de tus caricias, 
por ese sol escondido
entre tus manos...
alentando la sensibilidad
de mi piel, la que aventura,
hojarasca de sensualidad
que vuelve a tus brasas, llamaradas.

Jamás fue mi vida como ahora,
-apagando del horizonte los ocasos-
cuando al mirar sin temor
se arde el mundo en amaneceres,
donde resuena tu nombre
y se evidencia tu imagen.

Mírame amor, mira mis ojos
que relucientes de luces,
forman parte de tu aurora,
adaptándose a tu horizonte
ya que soy,
la reciprocidad de tu entusiasmo.

No sueñes sin mí,
y aparte de tu mente soledades,
mientras en mis brazos
busques la vida para siempre,
y donde tu sentir aprese,
la inmortalidad
del alma que me habita.
ELENA PINI

EL VERDOR DE LA HOJARASCA

Nunca nadie
se había asomado
a su interior desasistido,
y el hallarlo barbado y desatento,
nosuponía que estuviese 
vacío de esperanzas.
Él, como el troco rebelde
 de un Arce añoso,
que dejara ver en su corteza
el bisoño verdor
de unas hojuelas...
con igual dinamismo en su rostro
-de niño aviejado-,
dejó asomar a sus ojos
y a su boca,
el dulzor que del alma se adivina.

Así se plasmó en su cara,
-como manifestación
de lo que hacina el pecho-,
ese haz lumínico,
de lo calificado y genuino,
que ocupando sitio, entre aflicciones,
fue regocijan tesoro
-que guardasen sus primaveras-,
para estas sonrisas
que asoman ahora,
cual verdor en la hojarasca.
ELENA PINI


ALEGRÍA

La alegría...Ese infante travieso
indómito a sujeciones,
vestido en coloridos de fuego,
asoma a veces
como de un hondo vacío,
portando levedad a lo que aploma.
Así la alegría,
como miríada de luz
se patentizó en mi sangre,
con ímpetus de lozanía,
y en habilidad de oleada.
Por ella, volví a remover
de mi verdor la conciencia.
Volví a ponerle luz
a desvaríos y ha casos.
A detectar en el aire
ansia y sonrisa,
y tibieza de canoros piulares
conmoviendo a los sentidos.
envuelve el lloro con música,
Que el palpitar de la vida
sobre mi corporeidad aquietada,
ha sido la panacea para que al fin
con sonrisas se evidencie,
la sencillez de un vuelo
cuando guía la alegría,
a la esperanza.
ELENA PINI




JERARCA DE LAS EMOCIONES

Para Carlos Gardel
en su concurso "Mano a mano con Gardel"
2015


A ratos en que la algarabía
Envuelve el lloro con música,
me ensimismo optimizando el gris,
para asediar los recuerdos.
Es de fábula ese tiempo
en que solo algún fantasma,
arrastra su encadenado
por mi asediada memoria.
Las horas dinamitan los días
dejándome decaída, avara,
con solo una lude candela
ensalzando rebeldía y amparo.

¡Pero que te explico Carlos!
de las penas que me abrasan,
si infelicidad y llorera
también de arrebujan en tu canto,
que siembra entre ásperas quejas,
quebrados jirones de alma,
como las hojas de un árbol
todo fustigará el viento.
El fuego de tus versos pregona
desde hogueras del verdor,
gran humareda que muestra
de los andares las huellas.
ELENA PINI



VERSOS QUE NO ARMONIZAN LO SECRETO

Un himno de versos de res
subversivos pensamientos,
mas la poetisa está hilando margaritas,
duelistas en sus recelos.

Que el pensamiento está esquivo
en la otra orilla de tu lejanía,
donde apenas llega un mensaje escueto
tras un campanilleo que al ánimo exacerba.

Que aquella voz sin euforia, en el teléfono,
-cruzando montes y chapoteando océanos,
pone en mi oído una afligida pena 
más grand, que tu 
más grande, que tu último beso.

vidaContempla abrigarse la hierba
donde el invierno se ceba
y vuelve regia y manceba
a en abril desabrigarse.

¡Qué naturaleza es vida,
y el día alba ocaso,
si hoy te ha rendido el fracaso
mañana soñar te espera!
ELENA PINI






2 comentarios:

  1. Elena , siempre he admirado la belleza de tu lenguaje , como tejes tus versos con la Vida , de veras te felicito . Un abrazo . Dorita

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  2. Elena tango muy cerca a familias paisanas tuyas , ¡ qué escritores ha dado tu tierra y tú con tu poesía , en ellas , de veras alabo el sentimiento que pones...

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