viernes, 25 de noviembre de 2016

2ª. ENTRADA DE POESÍAS DE NICANOR LOPEZ RUANO.


A LA VUELTA DE UN CAMINO EQUIVOCADO


 ¡Qué cargadas de silencio
vienen las horas que pasan
y van dejando en el tiempo
sus horas amontonadas!
¡Cuánto silencio en las horas!
¡Cuánto silencio en la estancia!
¡Cuánto silencio en los pasos!
¡Qué silencio en las miradas!
¡Cuánto silencio en los ojos
de esa mujer solitaria
que deja pasar el tiempo
como si no la importara!
Mas, hoy, veintitrés de abril,
fiesta de flores y hazañas,
hay libros para los hombres
y rosas para las damas.
Ella no quiere más flor
que la que tiene guardada
en una cajita de oro
con un corazón de nácar.
Una caja que ella abrió
apenas entró en la sala
y que besa con unción
como si fuera sagrada.
En ella duerme una rosa
tan marchita y arrugada,
como sus dedos de lirio
y su carita lunada.
Mas, ¿por qué besará esa rosa
tan antigua y oxidada?,
porque le duele el recuerdo
que está gritando en su alma.
Porque esa rosa no es solo
una flor de madrugada
que termina cualquier tarde
en cualquier mesa olvidada.
Esa rosa es mucho más,
ella es la primera alhaja
del primer y único amor
siendo niña enamorada.
Un amor que se perdió
como se pierde la llama
de una vela que se enciende
cuando el viento no está en calma.
Mas, esa llama perdida,
aún le abrasa las entrañas,
por eso lleva esa rosa
celosamente guardada.
¡Cuánto le grita el recuerdo!,
pero, que digna es su calma,
por eso siente unos pasos
que ya han roto una distancia.
Alza su rostro cansado
y se convierte en estatua
al reconocer el libro
del hombre que la observaba.


Es un libro viejo, antiguo,
cual su rosa vieja sacra,
que siendo nuevo compró
y fue regalado al alba.
Ahora recuerda los ojos
que tanto le acariciaran,
él, tampoco la olvidó,
se lo nota en la mirada.
¡Aún la mira con calor,
vuelve a resurgir la brasa,
se rompió la soledad
tras la senda equivocada.

                                     La rosa vuelve al calor
por dos lágrimas regada
y el libro se vuelve abrir
esta vez, para abrazarle.
El silencio del asilo
se ha convertido en balada,
pues están cantando a coro
dos manos entrelazadas.
Hoy es veintitrés de abril;
San Jordi alegre cabalga

sobre un caballo de nubes
con los estribos de plata
y dos llamas sobrepuestas 
                                          en la punta de su lanza.


Nicanor López Ruano

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CORAZÓN ADENTRO

Ven a mi corazón,  si tienes frío,
en el tendrás un sol para tus hielos,
desnúdate con él, rompe tus velos
y adéntrate en el agua de su río.

En el podrás ahogar tu escalofrío,
poner de nuevo rumbo a tus anhelos,
no temas más frialdad, en él hay cielos
poniendo en su caudal agua de estío.

Ven a mi corazón, busca salida,
no entierres tu cantar que no está muerto
ni una esperanza vieja adormecida.

Ven a mi corazón, no está desierto,
pero aún queda un rincón para una herida
y una rosa de luz para un incierto. 
Nicanor López Ruano
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ANDALUCÍA ROCIERA

I
Llave de oro de mi España,
puerta del mediterráneo,
jardín que brota espontáneo
desde el mar a la montaña.
Si un mar te mima y te baña
otro, amante y entregado
acaricia tu costado
buscando tu devoción
como lo hace el corazón
de cualquier enamorado.

II
¡Oh bendita Andalucía!,
qué cerca quedas del cielo
cuando levantas el vuelo
en alas de romería.
Apenas despierta el día
con su bostezo violeta,
ya está lista la carreta
para remontar la loma,
que está la BLANCA PALOMA
esperándote en la meta.

III
Y está la garganta alerta,
y el tambor invita al canto,
y el corazón late tanto
que la oración se despierta.
Se reza a canción abierta
buscando el beso del viento,
que así reza el sentimiento
del corazón andaluz
cuando atraviesa la luz
que vive en el firmamento. 

IV
Ya está la marisma llena
de sentimiento profundo,
que para el romero el mundo
se concentra en esa arena.
Y el clamor crece, resuena,
que ya a la puerta se asoma
la dulce y BLANCA PALOMA
mientras  la rota garganta
grita, llora, ríe , canta,
en su celestial aroma.

V
¡Oh bellísima sultana!
yo también hice el "camino"
en brazos de mi destino
desde otra tierra lejana.
Yo, que en tierra castellana
también aprendí a rezar,
jamás me podría olvidar
de un pueblo que llora y reza
o ríe con la grandeza 
y la fuerza de un cantar.

Premiada con el segundo puesto 
en el VIII certamen nacional de 
la casa de Andalucía en Barcelona.
14 de junio de 2012
Nicanor López Ruano
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PRIMAVERA

¿Qué le esta pasando al campo
que se ha vestido de fiesta?
El rosal abraza al viento,
sus rosas están abiertas.
Los álamos trinan nidos,
y los chopos hojas frescas,
y entre ellas jilgueros viejos
cantando se desesperan.
Las amapolas del prado
emergen con sus banderas
tan rojas que hasta parece
que están ardiendo las hierbas.
Las margaritas silvestres
se asoman a las veredas
tan tímidas como hermosas,
tan humildes como bellas.
Y entre las ramas del pino
donde la aurora despierte,
los gorriones, sencillos,
ya están armando la gresca;
Revoloteos,  chillidos,que están buscando parejay entre escandalosos gritos
se disputan a las hembras.
Y el río tiene agua clara,
y en la fuente hay agua fresca
para las cintas de plata
de la coqueta alameda.
En la ciudad, los balcones
están que casi revientan,
por la explosión de colores
de tan variada floresta.
Y las chicas en la calle
han acortado sus telas,
e igual que las golondrinas
alegres revolotean.
Se abren al sol de mayo
sensuales, dulces, bellas,

lo mismo que en los senderos
las mariposas de seda.

Los chicos como los pardos,
que tienen la sangre espesa,
las persiguen con requiebros
y risas de luna nueva.

Y hay caricias en las sombras,
y besos en las aceras,
que la sangre corre fuerte
y las hormonas se alteran.
-Dime tú, poeta viejo,
que tienes el alma tierna,
¿por qué se vistió de gala
toda la naturaleza?
-No hagas cábalas, muchacho,
deja tu ventana abierta,
abre el corazón y rinde
honor a la Primaver.
Nicanor López Ruano

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AUSENCIAS

I
Ahora que mi barco, ya viejo, navega
por la última ola, con el último viento,
cercano mi puerto, cercana mi estrella,
llega hasta mi vela una brisa nueva;
mis viejos recuerdos.

Recuerdos que emergen como el agua fresca
que deja la fuente en el viejo arroyo
que escaso de lluvia débil serpentea
buscando en el valle, en su última brega;
su último recodo.

Y envueltas en luces de mágicos sueños
llegan a mi mente mis viejas ausencias,
tanto tiempo ausentes, tanto tiempo lejos,
tanto tiempo libres y dentro del tiempo,
tanto tiempo muertas.

II
Vuelvo a aquellos brazos que en mágica cuna
mecían mi cuerpo de carne reciente,
bajo una mirada de miel y laguna,
como esa mirada que tiene la luna
en cuarto creciente.

Había otra mirada que a veces perdida
miraba el crepúsculo, soñadora, ausente,
como si buscara una estrella encendida,
esa estrella errante que marca una vida
todavía pendiente.

Eran otros tiempos, de luna enlutada,
de lágrimas secas y de hijos ausentes,
que quedaron rotos en la tierra amada,
esa tierra fértil que fuera sembrada
de hambre y de muerte.

Hay otras ausencias, hubo otras miradas
vacías de horizontes; estrechos senderos,
rotos por un tiempo de grises alboradas,
de cunas vacías, de rosas moradas, 
de niños yunteros.

Eran otros tiempos de aurora escarlata,
de mares de hierba, majadas, pastores,
de espigas de oro, de ríos de plata
con verdes riberas de junco y de mata,
de alondras y flores.

Y volvió en la torre a reír la campana,
y cantar la flauta del joven cabrero,
y a rondar los mozos junto a la ventana,
y a soñar de nuevo la moza galana
con otro: ¡te quiero!

Y se hicieron hombres los niños yunteros,
se fueron los bueyes de la gris besana,
y se fueron los mozos por otros senderos
buscando otros rumbos, otros derroteros,
para su mañana.

Fue por esos tiempos cuando mis ausencias
siguiendo la orden que les dio el destino,
dieron a la tierra su máxima esencia,
su vida, su cuerpo, toda su existencia, 
todo su camino.

Al fin regresaron a la tierra oscura;
cuando toco el barro noto su presencia,
volveré con ellos cuando mi aventura
solo sea recuerdo de una sepultura,
cuando yo sea ausencia.
Nicanor López Ruano

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