miércoles, 14 de diciembre de 2016

2ª. ENTRADA DE POESÍA DE MARUJA MURCIA








¿QUIEN ?

¿ Quien, cuando yo me vaya
cerrará la puerta de mi habitación,
quien guardará la llave
mientras languidece mi última canción.

¿ Quien, cuando me haya ido
volverá a mi playa para recordar,
y junto a las las oír sus gemidos
evocando aquello que no volverá.

¿ Quien llorará en mi duelo
y el último beso me dará,
quien allá en el otro lado,
quizá a mi me esperará?

¿ Quien rezará en silencio
mezclado el murmullo de la habitación,
o pondrá crespones negros con las flores
que esparcen perfumes y desolación?

¿ Quien, cuando ya no aliente
cerrará mis ojos y me cubrirá,
quien tomará mis manos
cuando cruce el puente a la eternidad?

¿ Quien borrará mis huellas,
quien habrá que ocupe mi lugar,
quien cerrará ventanas
y encenderá velas en la oscuridad?

¿ Quien tomará el relevo,
y al paso del tiempo tendrá que olvidar
buscando consuelo por lo que ha pedido
alejando el llanto y la soledad?

¿ Quien besará mi pelo
y en su negro duelo, luto llevará
y en sus oraciones sentirá emociones
y todo una vida para olvidad?
Maruja Murcia Durán


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DÉJAME UN RATITO MÁS

Déjame un ratito más,
a Tí, Señor te lo ruego,
ya sé que es mucho pedirte
pero es más fuerte el deseo.

Y aunque en algunos momentos
harta de vivir me siento,
yo me resisto a marchar
pensando en lo que aquí dejo.

Porque las dudas me asaltan
 de lo que pueda encontrar
en esa otra vida, que creemos
que puede ser de verdad.
Compréndeme Tú, Señor,
si tuviéramos dos vidas, 
no sentiríamos el miedo
de dejar ésta algún día

Y estas preguntas me hago:
¿ allí, qué podría hacer
sin escribir mis poemas
y sin poderlos leer?




Sin encontrarme con ellos,
mis compañeros poetas
que semana tras semana
con su presencia me alientan.

Y sin ella,  ¿ yo qué haré
en ese lugar lejano?
Si no puedo levantarme, 
quien me tenderá su mano?

Y quisiera conocer 
al ser que está por llegar
que es parte de mi hermano,
y al fin abuelo será.

Me duele dejar aquí,
mi música, a la que amo,
y los libros que me cuentan
el presente y el pasado.






Por dodo ello te pido,
si mi tiempo ha terminado:
déjame un ratito más
para acabar lo empezado.

Solo un ratito, Señor,
solo un ratito, te pido.
Maruja Murcia Durán



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AQUEL PUEBLO BLANCO

Yo viví en un pueblo blanco
de la bella Andalucía,
hace mucho tiempo de esto,
yo entonces era una niña.

Fueron hermosas vivencias
que las guardo en mis recuerdos
gravadas con un cincel,
indelebles en el tiempo.


Era un convento de monjas
el colegio al que asistías,
con clases para niñas pobres
y clases para niñas ricas.

Yo en la de pobres estaba
y todas eran mis amigas,
mas también las niñas ricas
conmigo jugar querían.

Tal vez por la novedad
al ser yo la forastera,
venida de una ciudad
con diferentes maneras.


Bajo el yugo del cacique
la gente del pueblo vivía,
y apostados en la plaza
los hombres, trabajo pedían.

Muchos morían de hambre,
y yo a pesar de ser muy niña,
a mis amigas les daba
con amor cuanto podías.

Recuerdo que una de ellas,
cuanta hambre no sentiría,
que por un pedazo de pan
fregaba el suelo de rodillas.

La sangre empezó a brotar
de sus rodillas dañadas,
y al ver el llanto en sus ojos
por ella yo también lloraba.

¡ Cuántas vivencias pasé!
unas buenas y otras malas,
y fue tanta la injusticia
que a mí me dejó marcada.

En la casa donde viví
no me faltaba de nada,
por lo tanto no pasaba hambre
pero de ellas me acordaba.

Y cuando llegaba a la clase
ellas a mí me acercaban,
y a escondida de la monja
de mi comoda les daba.

Mas un día nos sorprendió 
al notar aquel revuelo,
pero fue una monja buena
y guardó nuestro secreto.

Me acogió en su regazo,
¡yo asustada rompí a llorar!
y ella mientras me abrazaba
me dijo: ¡no lo hagas más!

¿Qué habrá sido de aquella monja
que un Ángel parecía,
y de aquellas buenas gentes
marcadas por la injusticia.

¿ Y de mis buenas amigas,
compañeras tan queridas,
de aquel colegio de monjas
de niñas pobres y ricas?

¡ Yo guardo un grato recuerdo
de aquel pueblecito banco,
y de aquella monja buena
que me acogió en su regazo!

Yo jugué en aquellas calles,
y en sus campos recogía
flores para hacer altares,
en Mayo, mes de María.

Coplas canté en su teatro,
fandangos, serranas y alegrías
y toda la gente en pie.
con entusiasmo aplaudían.

¡ Yo viví en un pueblo blanco
que es Cazalla de la Sierra,
usen pueblo de Sevilla...
que en mí dejó grata huella.
Maruja Murcia Durán




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RAÍCES

Cuando alguien me pregunta
si a mi tierra aún recuerdo,
pasar veo una película
proyectada en blanco y negro.





Y como su protagonista
parece que me estoy viendo
caminar por sus llanuras
y por un largo sendero.


Por surcos de tierra parda,
con el sudor trabajada
cuando recogen los frutos
para llenar sus tinajas

¡ Cómo no voy acordarme
de sus campos de amapolas,
y las espigas que el agua
de la lluvia y el sol doran!


Y cómo voy a olvidarme
de mi ciudad y mi plaza
que aunque maquillada esté,
puede que aún tenga alma!

El día que la dejé,
por siempre quedé marcada,
sin querer mirar atrás
donde mi casa quedaba.




Al tener que acostumbrarme
a otra vida y otra tierra,
me cuesta volver allá
y extraña me siento en ella.
Pero las raíces siguen
en mi espíritu incrustadas,
desde las ramas del árbol
me llaman desesperadas.

¿ Que si me acuerdo -preguntan-
de mi tierra castellana?
¿ Cómo puedo yo olvidarme
si en mi alma está grabada?

¡ Si esa semilla! fue
por fuertes manos sembrada;
tanto se agarró a la tierra
que allá se quedó enterrada.
Maruja Murcia Durán







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ELAMOR SE MUERE

El amor puede morir
si no se le da sustento,
se estingue como los cirios
cuando se le apaga el fuego.


Porque el amor es tan frágil
que no se puede maltratar,
hay que cuidarlo y mimarlo
para que pueda durar.

Se puede amar ciegamente
cuando es amor maternal,
pero puede al fin romperse
aunque sea amor de verdad.



También con otros amores
esto suele suceder.
que de tanto ir a la fuente
el cántaro se va a romper.

Si el cántaro tiene grietas
es difícil de arreglar,
y si los golpes no cesan
del todo se ha de rajar.




Qué lástima que el amor
se pueda morir de pena
pues cuando éste termina
acaba siendo condena.





El amor puede morir,
cuando cansada está el alma
de dar y no recibir
la gratitud deseada.

Y cuando el amor ha muerto,
al mismo tiempo la vida,
pero aún sigue latiendo
el corazón que agoniza.
Maruja Murcia Durán

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NO SE POR QUÉ TE QUIERO

¡ No sé por qué te quiero, no lo sé!
Quisiera entenderlo
mas no encuentro el por qué.



De tí solo recibo
angustia y sobresalto, 
tristeza y amargura,
indiferencia y quebranto.

Ni una palabra de aliento
cuando el cansancio me invade,
ni una frase de interés
cuando mi dolor es grande.


¿ Qué gran misterio se esconde
que no consigo alejarle,
y no pueda yo romper
esta cadena, este lastre?

Contigo toda una vida
con sus noches y sus días,
y no conseguí lograr
aquello que te pedía.

Ahora han pasado los años
y con ellos tantas lágrimas,
que ya no me queda aliento
para reprocharte nada.
Mi cuerpo está dolorido
y mi alma muy cansada,
y por tanta dura lucha
mis fuerzas están mermadas.

¡Tengo miedo al despertar
cuando la mañana empieza,
y más le temo a la noche
porque la lucha comienza!


¡ Y me suelo preguntar!
por qué te sigo queriendo
si mis días y mis noches
por ti las paso sufriendo.

¡ No sé por qué te quiero, 
no lo sé!
Maruja Murcia Durán






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PRESA DEL DOLOR

Cruje mi cuerpo maltrecho
como hojas secas caídas,
bajo el peso de los años
gime por la salud perdida.

Los dolores se hacen eco
en mi cuerpo y en mi mente,
y no los puedo arrancar,
están clavados para siempre.

A veces es un clamor
que brota de mi garganta,
y a veces lágrimas vertidas
con sabor de almendra amarga.



¿ Por qué mi cuerpo bello y sano
se puede deteriorar?
¿ Por qué el dolor lo hace preso
y no lo deja escapar?



Que la enfermedad no para
aunque la ciencia progrese,
y los dolores arrecian
igual que hierros candentes.

¡ Es el misterio que existe
de la vida y de la muerte,
que no detiene su zarpa
ni ante el pobre ni el pudiente!

Que no detiene el dolor
de tus hueso de tu carne,
como puñales de acero
que yo no puedo arrancarme.
Maruja Murcia Durán





1 comentario:

  1. ¡ Qué mente la tuya querida Maruja . tienes a tus pies mi admiración ...

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